Sudar la camiseta (2006-2023)
Sobre Sudar la camiseta (2006-2023)
Algunas personas opinan que correr fue una moda impulsada por las marcas de ropa deportiva. Es cierto que el auge de las carreras de calle en Montevideo se debió a iniciativas de compañías como Nike o Reebok. ¿Pero los corredores no tenían sus propios intereses? ¿No había otros sentidos en juego que hacían que ponerse la camiseta de una marca para correr fuera un precio que no les pesaba pagar?
Como sea, lo que me atrajo fue cómo la gente vivía las carreras. En el transcurso del reportaje me contagié. Tuve ganas de hacer la experiencia y prepararme para correr 10 km, una distancia modesta para cualquier atleta experimentado, pero no para mí. Lo que quedó fue una crónica publicada en la revista Lento número 11. Abajo el inicio de ese texto.
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La primera carrera que fotografié fue la Nike de 2006, en una tarde calurosa de mediados de noviembre.
Trepado a una plataforma levantada en plaza Cagancha, demasiado cerca de los altoparlantes desde los que Petinatti aturde, veo a miles de corredores dispersos sobre 18 de Julio. Cuando comienza la cuenta regresiva que anuncia el inicio de la carrera -para ese entonces había conseguido subirme al balcón de un segundo piso- se compactan en el largo de la plaza, de donde partirán, y forman un solo cuerpo a punto de explotar. Todos llevan la misma camiseta amarilla sobre la que reverbera el sol del atardecer.
Ya partieron los que harán el trayecto en sillas de ruedas. También los ciegos, unidos a sus acompañantes por la muñeca, lanzados a una carrera sin luz hecha de aire y sonidos. Siguieron los competidores llamados "de élite", y ahora lo hará el pelotón de atletas anónimos. Los cuerpos ya entraron en calor. Los ánimos se inflaron al ritmo de la música y las arengas. Cuando termina la cuenta regresiva, los corredores salen disparados como fragmentos de un universo en expansión y los inexpertos se dejan arrastrar por el entusiasmo de la multitud a un ritmo para el que no están preparados.
Corren en dirección Oeste, de frente al sol, justo a la hora en que cae a lo largo de 18 de Julio, despejada esta tarde para ellos. Corren, y a medida que se despegan unos de otros van ocupando más y más cuadras hasta producir un espectáculo perfecto para las cámaras. Los que van adelante ya están bajando por Ciudadela hacia la rambla. Para ellos, la música marchosa que aturde en la zona de largada cedió al golpeteo sordo de miles de pasos sobre el asfalto caliente que forma, sin que lo noten, un fondo sonoro que los envuelve.